No sé si eres como yo, pero yo tengo manía por las listas. Hago listas de todo y las tengo en todas partes, en un pizarrón, en mi teléfono, en mi computadora y en mis apuntes. Listas de pendientes, pero también listas de ideas o de información, contactos, etc.
Hace mucho me di por vencido por tener un solo repositorio de listas, aunque utilizó mucho el programa OneNote (similar a Evernote) para esto, sigo teniendo listas en Outlook. Probé el servicio Remeber the Milk, pero no recuerdo porque no lo seguí utilizando.
Cuando estoy en una reunión o evento, tengo que estar anotando y lo hago en forma de lista. Lo que sale como pendiente por hacer, lo indico en mi lista para después regresar a mis apuntes y tacharla si ya la cumplí, aunque confieso que a veces nunca los vuelvo a consultar
Del libro Organízate con eficacia (Getting things done) se me quedó la técnica de verter todo lo que traes en la cabeza en un documento o medio electrónico para bajar algo de stress. Sí funciona, ya que le puedes dedicar el tiempo para cumplir con esas tareas en vez de gastar ciclos de cerebro en preocupaciones.
A veces las listas se convierten en proyectos, pero eso hablaremos en otra ocasión ya que estos requieren un tratado diferente sobre todo si están varias personas involucradas. Pero para la mayoría de las cosas, los “checklists” son suficientes.
Algo que también aprendí con los años es no seguir teniendo tareas pendientes cuando sé que no las voy a cumplir o ya pasó el tiempo de hacerlas, las eliminó. Las listas no deben ser interminables, si eso está pasando con tu vida, debes de sentarte un momento y poner tus prioridades en regla, también aprender a decir que “no” a muchos compromisos que no te van a redituar. Seguir como mantra: “si lo que voy a hacer no me produce dinero o placer, no hacerlo”.
¿Y tú como usas las listas para cumplir con tus tareas?