Toda persona para realizar una actividad necesita motivación. Desde el empleado de más bajo nivel hasta el gerente de una empresa trabaja porque hay algo que lo mueve, el común denominador es el dinero, pero muchas veces es el miedo a un regaño o el reconocimiento del jefe. El nivel de motivación es proporcional a la calidad del trabajo, es algo bien sabido. Entonces, si le pagamos más alguien ¿va a ser mejor su trabajo? La respuesta en la mayoría de los casos es: no. Presionar y tratar como esclavos a los empleados ¿garantiza mejores resultados? De nuevo la respuesta es no, porque a mediano y largo plazo resulta en renuncias.
La motivación es algo curiosa, cada persona es diferente, lo que para uno funciona para otro no. No quiere decir que las administraciones tengan que hacer un programa personalizado de motivación laboral, pero es necesario tener perfiles y diseñar estrategias adecuadas para subir la moral y que el equipo trabaje a su máxima capacidad.
En mi experiencia, estos son algunos de los motivadores efectivos:
- Reconocimiento: Es muy satisfactorio saber que la empresa reconozca el trabajo bien hecho, hasta de la forma más sencilla. Por eso esos cuadros del “Empleado del mes” y los bonos. Nada desanima como la ingratitud o indiferencia, por supuesto que el empleado se le recompensa con su salario, sin embargo, la lealtad y el compromiso deben ser siempre recompensadas.
- Posibilidad de superación: La mayoría de las personas toman trabajos aunque no sean los mejores pegados pero si saben que con su esfuerzo podrán “subir la escalera” de la estructura, se verán motivadas a superarse. Solo que hay que tener cuidado, muchas veces se trabaja para aparentar dar resultados o se pisa a otras personas por tal de avanzar. La cultura institucional debe moderar esas actitudes.
- Empoderamiento: Una palabra de moda, se resume en: tener confianza. Darle poder de decisión a los empleados los compromete, los hace más responsables. Claro que debe de ir acompañado con una mejora en el salario. La decisión de subir a alguien de nivel es muy delicada, hay personas que con un poco de poder se vuelven arrogantes y mandonas otras no saben que hacer, por lo que el perfil tiene que ser revisado cuidadosamente.
- Buena cultura institucional: también llamado “ambiente de trabajo” (usado en los anuncios de vacante). El sentido de compañerismo y trabajo en equipo es muy motivador, la sana competencia y saber que hay personas con las que puedes contar en los momentos difíciles, hacen que muchas personas se queden en un empleo aunque no sea el mejor pagado. La buena cultura institucional no se da por si sola, viene desde la actitud de los directivos y se permea.
Si te diste cuenta no puse como factor el salario (la zanahoria), como mecione anteriormente, el “aventar dinero al problema” rara vez resulta. El salario es un factor definitivo para contratar a personal, pero no para retenerlo. Tampoco incluí “el látigo”, es decir, tener al personal cortito y marchando. Con esto no quiero decir que no se exija resultados, pero debe haber un equilibrio, todo está en el forma de pedir y cuando se cometan errores, la forma de regañar no debe ser excesiva.
A final de cuentas cada quien debe en su interior debe buscar sus motivaciones, lo que haga levantarse en la mañana con ganas, sin buscar factores externos. Es importante conocerse y revisar en que momentos de la vida se ha trabajado a alto nivel y replicar esas emociones, esto no es fácil pero es clave que una carrera profesional exitosa.
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