El cerebro humano tiende a simplificar las cosas, usamos símbolos para representar conceptos, incluso colores y figuras para comunicar, nos vamos al mínimo común denominador. Esto es muy ventajoso, podemos tomar decisiones rápidas en momento críticos. A veces si nos ponemos a revisar a detalle los problemas nos llenamos de dudas y nos sobrelleva la complejidad.
Pero la realidad no es blanco y negro, lo oimos constantemente, siempre hay matices a todo, más sin embargo en cuestiones políticas nos bombardean con la idea de liberales versus conservadores, y la razón es muy sencilla: preferimos simplificar las cosas con una mentalidad “nosotros contra ellos”, una ideología tribal, como en los deportes.
¿Por qué se utiliza tanto esta dicotomía? Porque es efectiva, hace que la gente se emocione, le importe, se mueva. Es por eso que los extremos son muy populares, siempre lo han sido. El discurso político es una falsa dicotomía, no hay solo dos opciones, existe la tercera vía.
Si revisamos los países en la actualidad con mayores niveles de progreso en todos los sentidos, vemos que no están conducidos por medidas extremas de izquierda o derecha, sino que hacen una combinación de políticas que permiten la libertad (como la derecha) y promueven la justicia (como la izquierda), es decir, toman lo bueno de cada posición política.
Considerando los modelos económico, el llamado neoliberalismo (término bastante curioso porque adopta al extremo posiciones conservadoras) que privilegia el libre mercado, quitar regulaciones, privatizar todo, ha demostrado ser catastrófico en muchos países, no se puede dejar en manos de los empresarios la conducción económica de un país. Por otro lado, que el gobierno maneje toda la economía como en los regímenes comunistas, siendo dueña de todos los medios de producción y de la propiedad, también ha sido desastroso, causando millones de muertes. Lo mejor es un mercado regulado, un gobierno fuerte para poner límites y que haya consecuencias para los excesos en un ambiente de libertad.
En lo social, los países que tiene un aparato grande burocrático para el asistencialismo, no ha sido un modelo exitoso. Tampoco lo es dejar a un lado las poblaciones vulnerables, sin acercar oportunidades de progreso, esto ha llevado a movimientos armados. Lo mejor es una combinación de programas sociales y de desarrollo económico, una fuerte educación y reforzamiento de valores.
Creo que no estoy diciendo algo controversial o descabellado, como electores dejemos a un lado la pasión y analicemos un poco que candidatos tienen propuestas de sentido común y no extremas, si privilegiamos las posiciones centristas le quitaremos la tentación a los autoritarios (de izquierda o derecha) su poder. Sí hay de otra, no nos dejemos llevar por la falsa dicotomía.