En muchas empresas, sobre todo grandes corporativos, el trabajar largas horas es esperado y hasta recompensado, no importando si éstas son productivas. En compañías donde se ha tenido que recortar personal, hay empleados que les piden hacer el trabajo de dos o tres personas lo que invariablemente lleva a trabajar hasta tarde incluso los fines de semana. La presión de los pares también hace que muchas personas se queden más tiempo ya que es mal visto que se vaya temprano, cuando en realidad se está saliendo a la hora que debe ser.
Estudios han demostrado que trabajar largas horas no significa que se logre más, todo lo contrario, el cansancio genera más errores e improductividad, además genera problemas con la vida personal, familiar y la salud. Entonces ¿por qué las empresas siguen pidiendo a sus empleados más horas?
Directivos siguen viendo las “horas nalga” (como le dice mi amigo Antonio Álamos) como productividad, y algunos empleados juegan con este concepto quedándose más tarde pero no haciendo mucho ya que los compañeros se fueron, solo para aparentar que tienen más compromiso con la empresa y que se les debe recompensar. Por supuesto que estamos hablando de los “empleados de confianza”, de otra forma estarían acumulando horas extras lo cual a la empresa no le conviene.
Pero como lo indica este artículo, la cultura está cambiando gracias a la tecnología. El estar presente a toda hora en la oficina es irrelevante cuando se trae en el dispositivo móvil la comunicación y herramientas de productividad que permiten resolver muchos asuntos andando en la calle. Las empresas ahora demandan disponibilidad de 24/7 (es un requerimiento para los administradores de TI) en un mundo globalizado con diferentes husos horarios y aplicaciones de internet que no duermen.
Por supuesto que estos escenarios introducen otras fuentes de stress ya que el tiempo que se debería dedicar para el entretenimiento o la familia se puede interrumpir abruptamente, las vacaciones donde te podrías “desconectar” de todo, ya son cosas del pasado.
Es un reto para los departamentos de Recursos Humanos implementar políticas que hagan estas transiciones lo menos doloroso posible, sobre todo con empleados que llevan muchos años en la empresa.