En la vida constantemente tenemos que tomar decisiones, algunas muy triviales como elegir ver un programa en la TV y otras que cambian tu vida como decidir casarse con tu novia. Toda decisión involucra analizar las opciones presentadas, sino tenemos la información suficiente, necesitamos indagar más y una vez teniendo los elementos necesarios, elegir. Aparentemente esto es del sentido común, pero es mucho más complicado de lo que parece.
Cuando nos llegamos a una indecisión, que no sabemos que hacer, lo más sensato es pedir un consejo. Esto a su vez puede producir una brillante decisión o desastrosas consecuencias. Todos oimos que las instituciones tanto privadas como de gobierno tienen consejeros, incluso se hace comités para aconsejar a personas con poder y aún así muchas veces se toman malas decisiones.
Pedir un consejo tiene su ciencia, he aquí algunos consejos:
- Tener humildad. Hay personas que consideran pedir un consejo de alguna forma los hace ver incapaces o indecisos. Se sienten vulnerables y prefieren comentar errores a hecer una llamada o platicar con alguien para una guía. Esto sucede más con los varones, el ejemplo clásico es pedir direcciones cuando uno se pierde en la calle. Nadie va a pensar que eres menos macho por pedir un consejo, pero por alguna razón lo tenemos impreso en nuestro cerebro.
- Elegir bien a la persona que se le pedirá el consejo. Una vez superada la prueba de la humildad, hay que buscar la persona adecuada. Lo más obvio es buscar alguien que haya tenido experiencia similar o tenga los conocimientos que pueda ofrecer una solución. La mayoría de las veces el Google tiene las respuestas, pero una computadora nunca te va a decir que carrera debes elegir. Depende de la situación, la persona que te puede aconsejar puede ser parte de tu círculo de amigos o familia, o alguien externo.
- Pedir consejo no es desahogarte. Muchas personas se acercan para platicar una situación esperando que el interlocutor solo te dé apoyo moral o te escuche y cuando te trata de dar un consejo lo rechazas. Por supuesto que es importante contar nuestros problemas a nuestros seres queridos para apoyo, pero cuando buscas un consejo debe ser algo concreto, sin divagar y haciendo las preguntas pertinentes, así como decirle a la persona claramente que necesitas consejo.
- Ser honesto con uno mismo. Si vas pedir consejo y das información incorrecta o imcompleta, el único que se está perjudicando es uno mismo, además de hacer perder tiempo al aconsejante. Si te da vergüenza contar un problema, busca otra persona que te dé confianza, es ahí cuando un profesional puede entrar. Muchas veces los amigos son muy malos consejeros porque te dirán lo que tú quieres oir lo cual solo te llevará a malas decisiones.
- Pedir más de una opinión. Cuando son decisiones importantes hay que tomarse el tiempo para ver las cosas desde varios ángulos. Esto es común cuando vamos con un doctor y el consejo no nos convence, cualquiera iría (y pagaría) por una segunda opinión. Si lo hacemos en la salud, ¿por qué no hacerlo para otras decisiones? Por supuesto que no se trata de encontrar la persona que esté de acuerdo conmigo en todo, necesitamos honestidad siempre en los consejos.
Una vez escuchado los consejos nos corresponde a nosotros mismos tomar la decisión y es lo más difícil. A final de cuentas no le puedes echar la culpa a nadie por tu vida, cada quien la construye y siempre hay opciones. Muchas veces hemos oido de personas que apesar de que todo el mundo le aconsejaba lo contrario, hizo lo que quería, a veces con buenos resultados otras veces no.
Y esta es lo más dificil de las decisiones, ¿quiero vivir la vida como la dictan los demás o yo tengo las riendas de mi destino? Porque la gente siempre va a hablar, pero la gente no siempre aconseja. No hay que confundir la crítica con el consejo, la crítica viene después de las decisiones, los consejos antes. Una vez que tomamos una determinación, siempre va a haber alguien que no le va a parecer, ni modo, tenemos que estar seguro de nuestras acciones y ver por nuestros intereses.
Para concretar: hay que abrirse, escuchar, recopilar información, analizar y decidir. Si hacemos todo esto con serenidad y objetividad tomaremos muchas mejores decisiones que a la larga nos darán prosperidad.