Todos hemos oído hablar de la Ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Porque entonces los infortunios siempre nos agarran desprevenidos. Es ahí donde entra la administración de riesgos, es la forma metódica de identificar, evaluar, planear y atacar las amenazas que pueden costar recursos o evitar que el proyecto o plan se lleve a cabo con éxito.
Cualquier empresa debe tener implementado dentro de su planeación estratégica la administración de riesgos continua y no solamente al inicio con el famoso FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) que se elabora y se deba arrumbado en un cajón. El método de la administración de riesgos consiste en 5 pasos:
- Identificar los riesgos, determinar todas las amenazas no importa el tamaño que pueden afectar el proyecto
- Valorar la vulnerabilidad de activos críticos que puedan a afectar las amenazas específicas
- Determinar los riesgos y su probabilidad de ocurrencia
- Identificar formas de reducir tales riesgos
- Priorizar las medidas de mitigación de riesgos basados en estrategia
¿De qué forma se pueden tratar los riesgos? Hay cuatro maneras de hacerlo:
- Evitarlos, medidas para no caer en los riegos
- Reducción, optimizar o mitigar
- Delegar, se puede transferir el riesgo, por ejemplo, contratar seguro
- Retención, tomar medidas para medidas para atacarlo, presupuestar
Para la administración de riesgos hay que planear e involucrar a los altos directivos en el seguimiento, ya que se podrían requerir decisiones gerenciales para atacar los riesgos, ya sea de aplicación de recursos o de cambios estratégicos o tácticos. Las pérdidas en cualquier proyecto o empresa se van a dar, es mejor esperarlas y manejarlas de tal forma que sea mínima la afectación. El no hacerlo puede resultar catastrófico.