Una red en malla es una topología de red en la que cada nodo está conectado a todos los demás nodos. Esto significa que los mensajes pueden viajar de un nodo a otro por diferentes caminos, lo que proporciona una gran resiliencia y redundancia en las comunicaciones. A diferencia de otras topologías más comunes, como la topología en árbol o en estrella, la red en malla no requiere un nodo central. Esto reduce el riesgo de fallos y simplifica el mantenimiento, ya que un error en un nodo no afecta a toda la red .
En una red en malla, incluso si uno o más nodos se desconectan de forma imprevista o si algún enlace entre nodos falla, la comunicación entre dos nodos puede llevarse a cabo. Los nodos adyacentes propagarán cambios en la tabla de rutas para notificar a otros nodos del cambio en la red. Esto hace que las redes en malla sean muy confiables.
Aunque las redes en malla ofrecen ventajas como redundancia y fiabilidad, también tienen desventajas. Son costosas de instalar debido a la necesidad de interconectar cada nodo con sus vecinos. Sin embargo, su importancia aumenta en redes parcial o totalmente inalámbricas, donde la redundancia de rutas compensa los inconvenientes propios de las redes sin hilos.
En resumen, una red en malla es como una telaraña interconectada, donde cada nodo colabora para distribuir datos entre sí y garantizar que las comunicaciones sigan funcionando incluso cuando algunos nodos o conexiones fallan.