Los hemos visto de repente en los centros comerciales, la mamá con cara de que no ha dormido en días jalando a su niño de 3 años como un perrito con una correa. Lo primero que me vino a la mente es: ¿cómo es posible que esta señora trate a su hijo como una mascota? No deberían vender estas cosas.
Sin embargo, desde el punto de vista de padre de familia, este artefacto puede ser muy útil especialmente si estamos hablando de un niño hiperactivo y que ya se ha perdido varias veces entre las tiendas.
No me gustaría usarlo un día porque siento que se me juzgaría como un mal padre, pero tampoco me gustaría perder a mi hijo. Es todo tan complicado.