Hay muchos estilos de administración de empresas, tale como regímenes de gobieno, hay democráticos, paternalistas, tiránicos y caóticos. Todos reflejan el caracter y personalidad del dueño o la cultura establecida por el consejo, en empresas con muchos años se le llama tradición y hay muchas reglas no escritas que se comuican verbalmente entre las estructuras.
Una de las principales tareas de los administradores es el control, esto es evitar que los procesos se salgan de los parámetros de tiempo y costo, para esto hay muchísimas técnicas pero ninguna tan efectiva como la comunicación. El que el jefe le diga exactamente que espera del trabajo de su subordinado es fundamental, el “cómo” hacerlo puede variar de acuerdo a las capacidades del empleado y las herramientas con las que cuenta.
Para mucho administradores el “cómo” trabajar es lo más importante, tratan de medir el tiempo de los empleados, establecen controles, formatos, reglas, etc. para que no se pierda ninguna centavo, muchas veces a costa de la moral y el sentido común. Estos son los microadminsitradores (traducido del inglés micromanager).
Estos jefes que “cuidan los centavos y descuidan los pesos” ejercen su tiranía como un colegio de monjas, ven a sus empleados como niños que en cuanto sale el mayor se ponen a jugar, desconfían. Nada le moleta más a un microadministrador que no saber que está pasando en cada momento o que alguien se atreva a tomar una decisión con su criterio, no hay criterio más que el del jefe.
Personalmente creo que hay un problema psicológico en este tipo de jefes, hay algo de obsesivo-compulsivo e inseguridad. Invariablemente están siempre estresados y son muy buenos en transferir las culpas, no se responsabilizan de los errores, después de todo en su mente los procesos están establecidos y los que fallan son los empleados, no los tomadores de decisiones.
Pero uno podría argumentar que este estilo de administración mantiene el orden y la efectividad, en mi punto de vista lo único que hace es desgastar a los empleados, en estos ambientes la rotación de personal es muy alta y esto no puede ser bueno para ninguna empresa ya que acarrea costos de liquidaciones y sobretodo de capacitación y curva de aprendizaje de nuevos empleados, en empresas enfocadas al servicio, esto es crítico.
Podría argumentarse que en fábricas donde la labor es muy mecánica y la eficiencia es crítica por los altos volúmenes de producción se podría aplicar la microadministración, estoy de acuerdo, mientras se trate al empleado con respeto y se cumpla con la regla de comunicar correctamente lo que se espera del empleado.
¿Has tenido jefes microadministradores o eres un jefe así? Cuéntame una de tus experiencias.