Recientemente se celebró el Día Mundial de la Concienciación del Autismo como una ocasión para hacerle saber al mundo del impacto del trastorno autista en las familias, la sociedad y sobretodos los que lo padecen. Sabemos que las estadísticas de detecciones son cada día más alarmantes, oímos ocasionalmente de algún avance en determinar las causas y de tratamientos, vemos como los gobiernos e iniciativa privada pintan sus edificios de azul, etc. No me malinterpreten, creo que todo esto es muy bueno, hay mucho desconocimiento del autismo en la sociedad. También veo positivo que lentamente políticas públicas se acercan a brindarle a los autistas y sus familias mejores oportunidades, por supuesto que falta mucho por hacer en este aspecto.
Independientemente de los avances en todos los frentes y mayor conciencia social, para los padres de niños con autismo todos los días son Día del Autismo y así será por el resto de nuestras vidas.
Vivir con autismo nos lleva a la normalización, veo a mi hijo Carlo correr de un lado a otro gritando y aleteando como algo común, pero veo las caras de la gente alrededor, lo ven raro, a veces me preguntan si le pasa algo o que, si está emocionado, contesto que está feliz, que tiene autismo. Nos limitamos para ir a muchas partes, pero tratamos de salir lo más posible, a Carlo le gusta los lugares abiertos.
Nuestra vida gira alrededor del autismo. Mi esposa hizo una maestría de educación especial para conocer más de este trastorno y cómo educar mejor a nuestro hijo. Fundamos una asociación para garantizar la atención de nuestro hijo y dar servicio a la comunidad. Vemos que en nuestra ciudad hay una gran necesidad, cada vez hay más niños con espectro autista.
Soñamos con una cura para el autismo que probablemente nunca llegará, nos aterramos ante el futuro de nuestro hijo, pero luchamos día a día por darle las herramientas para enfrentar este mundo que no está preparado para él. Ocasionalmente lloramos de emoción por un avance pequeños y lloramos de tristeza ante un retroceso.
Nos mantiene firmes nuestras familias y amigos. Nos mantiene firme el inmenso amor que le tenemos a nuestro hijo y la esperanza. Si eres padre o madre de un hijo con autismo, este día te mando un caluroso abrazo y te pido que ni un segundo te des por vencido, no podemos dudar de que todo, absolutamente todo lo que le entreguemos a nuestros hijos es recibido en su corazón, aunque nunca lo digan, aunque nunca lo expresen.